jueves, 8 de septiembre de 2011

Ejemplo de Cooperativismo en La Rioja

Cooperativismo a la riojana

08-09-11 00:00 Los modelos asociativos se replican en la provincia de La Rioja, donde pequeños emprendedores agropecuarios andan el camino de la unión para agregar valor. La meta final: alcanzar una economía de escala que les permite obtener mayor rentabilidad. Experiencias recogidas a lo largo de la Sierra de Famatina y de Velasco.




E n Aimogasta, en el norte de la provincia de La Rioja, los olivos son dueños y señores de la tierra. Allí también funciona la Cooperativa Aimoarauco, una asociación de 41 pequeños productores olivícolas tradicionales que tienen, en promedio, plantaciones de 1,5 hectárea. La iniciativa surgió en 2006 cuando los productores detectaron un problema de sanidad en sus productos. En esas reuniones surgió, pronto, la coincidencia de que todos compartían los mismos problemas en cuanto a la cosecha y los precios. 
 
“Decidimos armar un grupo para elaborar en conjunto y empezamos a entender la dinámica de una economía de volumen. Hace tres años vendemos juntos y nos transformamos en una cooperativa. Todavía no vendemos con la marca, pero es el próximo paso. Si no nos uníamos, íbamos a desaparecer porque trabajar individualmente la finca y vender el producto crudo ya no era rentable; teníamos que elaborar”, sostienen José Ángel Romero y Marta Toledo, secretario y tesorera de la cooperativa, respectivamente, a la sombra de una planta de arauco de 200 años.

En 2007, cuando arrancaron, tuvieron una producción de 20.000 kilos. El año pasado, llegaron a los 200.000, que se colocan a $ 4,30 el kilo. Las ventas son a granel (principalmente a Buenos Aires y Tucumán)y aún no pasaron a la etapa de fraccionamiento. “Nuestro sueño es cumplir toda la cadena de valor. Si continuamos vendiendo sin tipificar, seguimos perdiendo dinero”, aseguran los productores. Hoy elaboran las aceitunas en un galpón que financiaron entre todos con un subsidio que les dio el Gobierno provincial luego de un granizo que destruyó la cosecha. Otro de los objetivos de los riojanos es producir aceite de oliva. Además, con el asesoramiento del INTA, están trabajando en la reutilización de la soda cáustica que se usa para procesar las aceitunas.

A lo largo de la Sierra de Velasco, en La Rioja, proliferan las experiencias de asociativismo productivo, un modelo que eleva los indicadores de calidad y económicos de las diversas regiones. Se trata de una herramienta vital para acceder a una mayor escala y, en consecuencia, mayor rentabilidad.

Comineros aunados
El cultivo del comino es una actividad ancestral. En Bañado de los Pantanos es, además, una actividad de equipo. La Asociación de Pequeños Productores Comineros tiene hoy 26 socios, pero lograr esta unión no fue sencillo. Todo comenzó cuando, hace unos seis años, el gobierno provincial les entregó a los lugareños un tractor para trabajar los campos, que debían compartir. Un día el vehículo se rompió y se volvió difícil determinar quién era el culpable. “Empezamos a organizar las tareas en función del uso del tractor. En 2007, obtuvimos $ 100.000 del Proyecto Componentes Manos a la Obra del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que se usaron para comprar maquinaria (una motoguadaña, un carro y una pulverizadora). Así empezamos a mecanizar la producción. Fue un hito porque la gente empezó a creer que esto tenía futuro”, repasa Lorenzo Jotayán, técnico del INTA y asesor del grupo con una locuacidad y un humor a prueba de la aridez que lo rodea.

La iniciativa empezó a formalizarse a partir del convencimiento de los miembros del grupo, una de las mayores dificultades del asociativismo. A fines de 2009, solicitaron un crédito al programa ProderNoa (del ministerio de Agricultura), con el que compraron un nuevo tractor que hoy descansa en un cobertizo y es el orgullo de los productores. La incorporación de tecnología no es menor: pasaron de cosechar a mano a usar una motoguadañadora. Además, cuentan con una máquina que clasifica la semilla de comino.

La comercialización conjunta es uno de los temas pendientes, ya que aún todos venden por separado a acopiadores de Catamarca, Tucumán y Salta. El objetivo es llegar a darle valor agregado en la zona, el fraccionamiento y la venta conjunta.

En Bañado viven 130 familias y se cultivan 400 hectáreas de comino que, por las características agroecológicas, desarrolla aceites esenciales intensas y de gran calidad. “Acá tenemos alta calidad y bajo precio”, se quejan José Cabrera y Jorge Mamani, dos productores de la asociación. El grano cuesta, en el mercado, $ 16 el kilo (la pajilla $ 3). “Queremos avanzar de abajo con buenas prácticas agrícolas con calidad”, aseguran de pie bajo un sol vehemente en sus campos surcados de algarrobas.

Vinos al mundo
El de la cooperativa vitivinícola La Riojana es un caso emblemático de cooperativismo. Fue fundada en 1940 con el propósito de contener a los pequeños y medianos productores de la zona (tienen viñedos de entre dos y 50 hectáreas). Hoy está formada por 500 asociados de los Valles del Famatina. Producen desde vinos de calidad regional hasa de alta gama, pasando por los orgánicos (tienen un acuerdo con una bodega boutique). El top wine de la cooperativa es Raza Argentina.

La cooperativa concentra actualmente el 50% de los productores de la zona. Procesa 60 millones de kilos de uva y tiene seis bodegas. La de Chilecito es la más grande, con una capacidad de 28 millones de litros.
El 80% de los asociados a la cooperativa son pequeños productores que logran, así, llegar a mercados como Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Canadá y los Estados Unidos. También producen aceite de oliva desde hace nueve años. Además, sus vinos están certificados bajo normas Fair Trade (comercio justo). El volumen de producción anual de esta bodega es de cerca de 40 millones de litros anuales, casi el 50% de la producción de vinos de la provincia.

Modelo provincial
“Las cooperativas son hoy el modelo propio de desarrollo de La Rioja”, sostuvo el gobernador de la provincia, Luis Beder Herrera, durante la presentación del isologo “Vino argentino, bebida nacional” en Chilecito, en abril pasado. “Hace años, la provincia había sido declarada inviable. Pero si sabemos producir y premiamos el esfuerzo, encontramos el único camino que tiene una sociedad”, agregó.

En ese mismo encuentro se dieron cita los miembros de la Asociación Cordón del Velasco (Acove), formada por pequeños productores de vino caseros. “Cada uno genera 5.000 botellas. Hoy tenemos 14 asociados y proyectamos cerrar el año con una facturación de $ 2 millones y 120.000 botellas”, cuenta el presidente, Pedro Fuentes Navarro, quien asegura que lo que más ha crecido es el afamado torrontés riojano.

“Ninguno de los asociados es enólogo. Al comienzo (en 2003), el Gobierno nos habilitó un tutor enólogo. El segundo impulso fue una capacitación que recibimos sobre enoturismo. También tenemos ayuda de la bodega San Huberto, que es casi nuestra madrina. Ahora estamos trabajando en el elarmado de una marca colectiva porque nuestra aspiración es llegar a tener la bodega", agrega Fredy Nieto, otro miembro de la asociación quien además tiene un local de productos regionales en Anillaco. Los vinos de Acove están en el segmento de los $ 20.

Los casos se suceden. La Asociación Por el Trabajo surgió en el poblado de Santa Clara, de apenas 670 habitantes pero con abundancia de frutas (higos, duraznos, ciruelas, uva, membrillo). Tradicionalmente, las mujeres del lugar hacían dulces artesanales, pero cada una por su lado. Tras presentar el proyecto, la secretaría de Agricultura provincial les armó la red de distribución.

Comenzaron produciendo en un centro comunitario pero ahora cuentan con un salón propio cedido por la gobernación. “Estamos en proceso de certificación de calidad pero ya comercializamos bajo la marca Santa Clara. Nuestro objetivo es seguir incorporando máquinas para fabricar los dulces”, sostiene Rosana Tejada, responsable de la asociación que agrupa a 18 familias y vende el dulce a más de $ 15 el kilo, el doble de lo que obtenían las trabajadoras artesanales. El año pasado facturaron $ 50.000 y este año esperan duplicar las ventas. Otra muestra que confirma que la unión hace la fuerza.

El Cronista Comercial

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